El Decreto de la Penitenciaría Apostólica, por el cual se concede la indulgencia plenaria durante el Año de San José, señala cinco modos de lucrarla.
«La indulgencia plenaria se concede en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre) a los fieles que, con espíritu desprendido de cualquier pecado, participen en el Año de San José en las ocasiones y en el modo indicado por esta Penitenciaría Apostólica».
El cuarto modo (d) es el siguiente:
«— d. El 1 de mayo de 1955, el Siervo de Dios Pío XII instituyó la fiesta de San José obrero, "con la intención de que todos reconozcan la dignidad del trabajo y que ella inspire la vida social y las leyes fundadas sobre la equitativa repartición de derechos y de deberes” cfr. Pío XII, Discurso con motivo de la solemnidad de san José obrero, (1 de mayo de 1955) en Discorsi e Radiomessaggi di Sua Santitá Pio XII, XVII 71-76]. Podrá, por lo tanto, conseguir la indulgencia plenaria todo aquel que confíe diariamente su trabajo a la protección de San José y a todo creyente que invoque con sus oraciones la intercesión del obrero de Nazaret, para que los que buscan trabajo lo encuentren y el trabajo de todos sea más digno».
Hoy ofrecemos una oración para poder ganar la indulgencia, en la que se detalla con gran sabiduría, cuáles son las condiciones de un trabajo bien hecho:
«¡Oh glorioso San José, modelo de todos los que se consagran al trabajo! Alcanzadme la gracia de trabajar con espíritu de penitencia en expiación de mis pecados; de trabajar a conciencia poniendo el cumplimiento de mi deber por encima de mis naturales inclinaciones; de trabajar con reconocimiento y alegría, mirando como un honor el desarrollar, por medio del trabajo, los dones recibidos de Dios. Alcanzadme la gracia de trabajar con orden, constancia, intensidad y presencia de Dios, sin jamás retroceder ante las dificultades; de trabajar, ante todo, con pureza de intención y con desprendimiento de mí mismo, teniendo siempre ante mis ojos las almas todas y la cuenta que habré de dar del tiempo perdido, de las habilidades inutilizadas, del bien omitido y de las vanas complacencias en mis trabajos, tan contrarias a la obra de Dios. Todo por Jesús, todo por María, todo a imitación vuestra, ¡oh Patriarca San José! Tal será mi consigna en la vida y en la muerte. Amén».
¿Cómo podemos trabajar de modo más agradable a Dios? Podemos señalar, de manera concreta, cinco grandes condiciones:
- con espíritu de penitencia en expiación de mis pecados; de trabajar a conciencia poniendo el cumplimiento de mi deber por encima de mis naturales inclinaciones;
- con reconocimiento y alegría, mirando como un honor el desarrollar, por medio del trabajo, los dones recibidos de Dios;
- con orden, constancia, intensidad y presencia de Dios, sin jamás retroceder ante las dificultades;
- con pureza de intención y con desprendimiento de mí mismo, teniendo siempre ante mis ojos las almas todas y la cuenta que habré de dar del tiempo perdido, de las habilidades inutilizadas, del bien omitido y de las vanas complacencias en mis trabajos, tan contrarias a la obra de Dios.
- todo por Jesús, todo por María, todo a imitación vuestra, ¡oh Patriarca San José!
Que esta sea, como pedimos en la oración, nuestra consigna en la vida y en la muerte.